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La cerveza, una de las bebidas alcohólicas más populares a nivel global, ha formado parte de las tradiciones sociales desde hace siglos. A pesar de contener nutrientes como vitaminas del complejo B, ácido fólico y antioxidantes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) generalmente no recomienda el consumo de ningún tipo de bebida alcohólica. En particular, hay cinco grupos específicos de personas para los cuales el consumo de cerveza podría conllevar riesgos considerables para su salud.
Personas que no deben beber cerveza
El consumo de cerveza puede plantear riesgos significativos para la salud de diversos grupos de personas. Aquellos con problemas hepáticos graves, como cirrosis o hepatitis avanzada, deben abstenerse de ingerir cerveza, ya que el alcohol presente en esta bebida puede empeorar estas condiciones y acelerar el deterioro del hígado, tal como advierte la Asociación Americana del Hígado.
Además, las mujeres embarazadas deben evitar completamente el consumo de alcohol, incluyendo la cerveza, debido a que este puede atravesar la barrera placentaria y tener efectos adversos en el desarrollo del feto. Organizaciones de salud, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), desaconsejan rotundamente el consumo de alcohol durante el embarazo para prevenir posibles problemas de desarrollo en el bebé.
Asimismo, el consumo de alcohol, incluyendo la cerveza, puede agravar ciertas condiciones médicas, como trastornos intestinales, como la enfermedad de Crohn, y enfermedades cardiovasculares. También se ha señalado que algunas medicinas no son compatibles con el alcohol, y su consumo junto con cerveza puede interferir en la efectividad de ciertos tratamientos. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) y otros organismos de salud advierten sobre posibles interacciones peligrosas entre el alcohol y medicamentos como analgésicos, antibióticos y medicamentos para la ansiedad.
Las personas con antecedentes de alcoholismo o problemas de abuso de sustancias deben ser especialmente cautelosas con el consumo de cerveza, ya que el alcohol puede desencadenar recaídas y complicar el proceso de recuperación, según advierte la Asociación Psiquiátrica Americana.
Efectos negativos para la salud
El consumo excesivo y diario de cerveza puede tener graves repercusiones para la salud. Entre los efectos negativos más destacados se encuentran un mayor riesgo de enfermedades graves como la cirrosis o varios tipos de cáncer, como el de laringe, esófago, boca, garganta, colón o hígado. Asimismo, el abuso de esta bebida puede contribuir al aumento de peso debido a su contenido calórico, incrementando el riesgo de obesidad, según indican estudios de Infosalus que señalan un aumento del 34% en las posibilidades de obesidad en hombres que consumen más de dos bebidas o 24 gramos de alcohol al día.
A esto hay que sumar que puede incrementar el riesgo de depresión, dependencia y alcoholismo. Aunque el alcohol inicialmente pueda mejorar el estado de ánimo, su uso continuado puede aumentar los síntomas de ansiedad y depresión a largo plazo. Además, la rutina diaria de consumo puede generar una necesidad creciente de alcohol para obtener el mismo efecto, lo que potencialmente puede llevar al desarrollo de alcoholismo. Esta práctica también puede causar malestar estomacal debido al alcohol y al gas en la cerveza, así como afectar negativamente al sueño y causar malestar corporal al día siguiente.
Cantidad diaria
Una reciente revisión científica, realizada por expertos del CSIC y publicada en la revista ‘Nutrients’, sugiere que el consumo moderado de cerveza puede tener efectos beneficiosos para la salud. Este trabajo destaca asociaciones entre el consumo moderado de cerveza y beneficios potenciales como la reducción del riesgo de diabetes en hombres, menor riesgo cardiovascular y un aumento en la masa ósea.
La investigación indica que el consumo moderado de cerveza puede tener efectos beneficiosos para la salud, estableciendo un límite de 196 gramos de alcohol por semana para hombres y 112 gramos para mujeres. Esto equivaldría a una o dos cervezas diarias. Se enfatiza en la importancia de distribuir el consumo a lo largo de la semana y evitar concentrarlo en un solo día para obtener sus beneficios.
El estudio resalta que estos efectos positivos están ligados al estilo de vida, siendo esencial acompañar el consumo de cerveza con alimentos. Una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio potencian estos beneficios en el organismo al disfrutar de dos cervezas al día de manera más productiva.
Asimismo, concluye que el consumo moderado de cerveza tradicional o sin alcohol no se asocia con el aumento de peso corporal ni la aparición de la conocida «barriga cervecera», es decir, la acumulación de grasa abdominal. Sin embargo, se recalca que estos beneficios se obtienen únicamente si el consumo se combina con un estilo de vida saludable.
Es importante subrayar que las cantidades consideradas «seguras» para el consumo de cerveza son diarias. El CSIC resalta que el efecto beneficioso se desvanece si, por ejemplo, se consumen siete cervezas en un solo día y se evita el consumo durante los otros seis días de la semana.
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